¡NO al FRACKING, NO al GAS SHALE!
"La naturaleza es una obra de arte, pero Dios es el único
artista que existe, y el hombre no es más que un obrero de mal gusto"
George
Sand.
La Universidad Autónoma de Nuevo León presentó un estudio
que demuestra la relación entre el aumento e intensidad de los sismos con la
fractura hidráulica.
Se ha hablado mucho del riesgo del fracking y las múltiples
formas en que esta actividad afecta la calidad de vida de los ciudadanos. Las
pruebas de los desastrosos efectos secundarios son visibles ante todos menos
para los ojos de quienes lo impulsan y se verán beneficiados con esta
actividad. Varias organizaciones y universidades han advertido del peligro que
se avecina cuando por fin se empiece a practicar en México de manera regular.
Algunos de los efectos del fracking es el aumento de la sismicidad ya que la
tierra tiene que fracturarse a grandes profundidades para liberar el gas y esto
hace que el subsuelo sea más frágil.
Comprobando que esta no es una suposición, la Universidad
Autónoma de Nuevo León (UANL) presentó un estudio que relaciona directamente la
actividad sísmica con el fracking desde que se empezó a realizar en algunos
municipios del estado. El Servicio Sismológico Nacional (SSN) muestra un
aumento tanto en intensidad como en frecuencia de los sismos en la región.
La Facultad de Ingeniería Civil de la UANL presentó un
análisis que señala la coincidencia entre la profundidad de los pozos perforados
en la Cuenca de Burgos al noroeste de Nuevo León con la profundidad del foco de
los movimientos telúricos que al momento son 31 variando entre 3.1 hasta 4.3
grados en la escala de Richter.
El director de la investigación “Sismicidad del Estado de Nuevo
León”, Juan Manuel Rodríguez Martínez es doctor por el Instituto Petrolero de
Moscú y afirma que aparte de la fractura, el líquido inyectado a presión en el
subsuelo es también un factor clave en la sismicidad junto a colapsos de
cavernas subterráneas por la falta de agua.
La sismicidad ha aumentado también en las zonas comprendidas
entre Ramores, General Terán y Anáhuac donde ya se practica el fracking para
evaluar la disponibilidad de gas shale en los siguientes años. Tan sólo en la
Cuenca de Burgos se planea perforar 17 mil pozos a profundidades de 4.5km para
el año 2022. Esta es la reserva de gas natural más grande del país no asociada
al petróleo.
Mientras este estudio fue presentado, PEMEX y la UANL
realizan otros tantos en la zona para obtener más conclusiones. Esperemos que
la petroquímica reconozca a tiempo el peligro que corre la zona si se sigue
explotando como se tiene previsto y se detenga el fracking en nuestro país
antes de ser víctimas de desastres naturales o sufrir la peor escasez de agua
de la historia.
La anunciada reforma energética en México podría, entre
otras cosas, acabar con los recursos acuíferos. Nada me parece más grave que
esto ya que hay otras maneras de generar energías renovables pero no hay tantas
formas de conseguir agua limpia para el consumo humano.
En el capítulo de la reforma que se refiere al fracking o
extracción del gas pizarra del suelo hay algunos puntos que no son explicados
con detalle y que podrían hacer la diferencia entre salvar nuestro ambiente o
dañarlo de forma irreversible.
Una de las acciones más peligrosas que conlleva esta
actividad es el uso de agua potable. Para fracturar un pozo se requieren de 9 a
29 millones de litros de agua y se tiene proyectado abrir 20 mil pozos al año,
las cantidades se elevan entonces de manera descomunal. Para hacer esto, se
utilizaría la cantidad de agua que utilizarían de 4.9 y 25.9 millones de
personas en un año.
Además, durante la extracción del gas de lutita no sólo se
inyecta agua a presión, ésta se mezcla con otros químicos que las empresas no
revelan con exactitud amparándose en el secreto industrial. Esto hace aún más
riesgosa la práctica pues, en Estado Unidos, se han identificado cerca de 2.500
productos y 750 diferentes químicos en el agua y tierras cercanas a los pozos
que se asocian al cáncer, infertilidad, defectos congénitos, entre otras tantas
enfermedades.
El desabasto y contaminación del agua pueden llevar a México
a una crisis similar a la vivida en los 90 cuando se aprobó la política de
sustitución de combustóleo para la generación de energía eléctrica. En vez de
éste se comenzó a utilizar gas natural en un ciclo combinado, argumentando que
se reducirían los costos de producción y se ahorraría energía, tal como ahora.
Con los años la demanda en el consumo de gas natural aumentó
sin procurarse su producción y aprovechamiento por lo que su importación creció
considerablemente. Posteriormente no sólo se importó más gas natural, sino que
también combustóleo, lo que en principio se quería dejar de producir.
Independientemente de los recursos económicos involucrados,
el daño al medio ambiente es uno de los puntos más riesgosos en las decisiones
que se tomen. Este 19 de febrero se analizará en San Lázaro las consecuencias
que tendría el fracking en México. Ojalá nuestros diputados entiendan que la armonía
de nuestro ecosistema es mucho más difícil de recuperar que el dinero.
La fractura hidráulica para obtención de gas shale
compromete contaminantes en cada una de sus etapas. Su extracción, proceso,
transporte, almacenaje y distribución genera emisiones de metano, un gas que se
libera al aire 30% más que con el gas natural y produce un efecto invernadero
21 veces más fuerte que el dióxido de carbono, además de los problemas que
competen al agua.
Por todos estos problemas es indispensable un marco legal
que no sólo regule sino que prohíba su práctica como se ha hecho ya en países
como Bulgaria y Francia. En Alemania, Italia, Rumania y Suiza ya se han
tramitado peticiones para detener esta práctica. Espero que en México se
detenga a tiempo y no tengamos que llegar a mayores acciones para parar esta
práctica porque una vez que empiece, sabemos que no va a parar.
Efectos del fracking en Estados Unidos. ¿Qué le espera a México?
EQUIPO 1.
Claudia Alvarado Moreno.
Osmar Flores Escalante.
Rodolfo Leal Moreno.
Edgar Liñán Leyva.
Arturo Lugo Valdez.
Valentina Sánchez González.
Arely Yáñez Morales.
Osmar Flores Escalante.
Rodolfo Leal Moreno.
Edgar Liñán Leyva.
Arturo Lugo Valdez.
Valentina Sánchez González.
Arely Yáñez Morales.
UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE NUEVO LEÓN.
Facultad de Filosofía y Letras.
Lic. Orestes Cabrales Lara.
Ambiente y Sustentabilidad.
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