viernes, 2 de mayo de 2014


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A donde se fueron los arboles??


Aunque no lo vemos, en los bosques se organiza la vida que bulle en la superficie terrestre y de ellos obtenemos beneficios que nos son indispensables: agua, aire puro, suelos fértiles para nuestros alimentos, madera, carbón y un clima estable, entre otros. A pesar de esto, México está perdiendo cerca de medio millón de hectáreas de bosques cada año, lo cual pone en riesgo la viabilidad de la vida.
Los ritmos de deforestación que sufre nuestro país son alarmantes. La acelerada destrucción de los bosques ha colocado en estado de emergencia a una gran variedad de especies de flora y fauna que dependen de ese ecosistema. Entre esas especies se encuentra la humana.
Nuestros bosques se desvanecen y con ellos todas las especies que los habitan. El ritmo de deforestación que padece México es uno de los más intensos del planeta: cada año perdemos 500 mil hectáreas de bosques y selvas. Eso coloca en riesgo de extinción a una gran variedad de plantas y animales, así como a muchas comunidades que a lo largo de generaciones han encontrado en este ecosistema un medio de vida, a tal grado que han aprendido a aprovecharlo sin destruirlo. Esto también nos coloca en el quinto lugar de deforestación a nivel mundial

México es uno de los países con mayor biodiversidad en el planeta, y una gran parte de esa biodiversidad depende de los bosques y selvas. Esa riqueza natural ha tenido una expresión en el terreno cultural, donde múltiples culturas han creado formas sociales, culturales y artísticas en torno a este ecosistema. Hoy, esto está en riesgo.
En México, la principal causa de deforestación es el cambio de uso de suelo para convertir los bosques en potreros o campos de cultivo. Esa práctica ha sido fomentada por todos los niveles de gobierno, que sólo han visto los bosques y las selvas como terrenos ociosos, sin poder entender sus múltiples beneficios ni su carácter vital. Una serie de incentivos perversos brindados por el gobierno ha propiciado que la gente corte sus bosques a cambio de recursos económicos.
Otro factor que atenta contra los bosques es la tala ilegal, un problema grave en nuestro país pues se estima que el 70% del mercado nacional de madera tiene procedencia ilegal.
Pese a esto, Greenpeace considera que estamos a tiempo para frenar esta escalada depredadora y garantizar la supervivencia de nuestros bosques y selvas.

Falsas esperanzas

Uno de los grandes males de la política forestal es que promueve falsas soluciones a la deforestación, con lo que malgasta los escasos recursos destinados a los bosques, en programas que no los protegen y no revierten la aguda pérdida de estos ecosistemas que nuestro país enfrenta. 

Como actividades aisladas, ni las plantaciones forestales comerciales, ni la reforestación, pueden detener la deforestación y reducir las emisiones que esta genera, por lo que no representan una respuesta satisfactoria frente a la amenaza del cambio climático. El sólo hecho de plantar árboles, no evita que se sigan perdiendo los bosques naturales y de ninguna manera compensa su pérdida.  
                                                                                             
Impulsar la reforestación y las plantaciones forestales comerciales como supuestas soluciones al cambio climático puede llevarnos a sustituir los bosques naturales por monocultivos de árboles. Además,  esto únicamente retrasa y reduce los recursos necesarios para tomar medidas efectivas para detener la deforestación y sí mitigar el cambio climático. 

Para detener la deforestación y hacer frente al cambio climático, es necesario modificar el enfoque de la política forestal en nuestro país, que debe trabajar en sinergia con otras políticas de uso del suelo, con base en proyectos regionales y locales para el manejo sustentable de los recursos naturales y el desarrollo rural, resolviendo las necesidades sociales, económicas y ambientales. 

Amalia Ivonne Hernandez Hernandez
Maestro: Orestes Cabrales.
Materia: Ambiente y Sustentabilidad.

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