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A donde se fueron los arboles??
Aunque
no lo vemos, en los bosques se organiza la vida que bulle en la superficie
terrestre y de ellos obtenemos beneficios que nos son indispensables: agua,
aire puro, suelos fértiles para nuestros alimentos, madera, carbón y un clima
estable, entre otros. A pesar de esto, México está perdiendo cerca de medio
millón de hectáreas de bosques cada año, lo cual pone en riesgo la viabilidad
de la vida.
Los ritmos de
deforestación que sufre nuestro país son alarmantes. La acelerada destrucción
de los bosques ha colocado en estado de emergencia a una gran variedad de
especies de flora y fauna que dependen de ese ecosistema. Entre esas especies
se encuentra la humana.
Nuestros
bosques se desvanecen y con ellos todas las especies que los habitan. El ritmo
de deforestación que padece México es uno de los más intensos del planeta: cada año perdemos 500 mil hectáreas de
bosques y selvas. Eso coloca en riesgo de extinción a una gran
variedad de plantas y animales, así como a muchas comunidades que a lo largo de
generaciones han encontrado en este ecosistema un medio de vida, a tal grado
que han aprendido a aprovecharlo sin destruirlo. Esto también nos coloca en el quinto lugar de deforestación a
nivel mundial
México
es uno de los países con mayor biodiversidad en el planeta, y una gran parte de
esa biodiversidad depende de los bosques y selvas. Esa riqueza natural ha
tenido una expresión en el terreno cultural, donde múltiples culturas han
creado formas sociales, culturales y artísticas en torno a este ecosistema.
Hoy, esto está en riesgo.
En México, la principal causa de deforestación es
el cambio de uso de suelo para convertir los bosques en potreros o campos de
cultivo. Esa práctica ha sido fomentada por todos los niveles
de gobierno, que sólo han visto los bosques y las selvas como terrenos ociosos,
sin poder entender sus múltiples beneficios ni su carácter vital. Una serie de
incentivos perversos brindados por el gobierno ha propiciado que la gente corte
sus bosques a cambio de recursos económicos.
Otro
factor que atenta contra los bosques es la tala ilegal, un problema grave en
nuestro país pues se estima que el 70% del mercado nacional de madera tiene
procedencia ilegal.
Pese
a esto, Greenpeace considera que estamos a tiempo para frenar esta escalada
depredadora y garantizar la supervivencia de nuestros bosques y selvas.
Falsas esperanzas
Uno
de los grandes males de la política forestal es que promueve falsas soluciones
a la deforestación, con lo que malgasta los escasos recursos destinados a los
bosques, en programas que no los protegen y no revierten la aguda pérdida de
estos ecosistemas que nuestro país enfrenta.
Como
actividades aisladas, ni las plantaciones forestales comerciales, ni la
reforestación, pueden detener la deforestación y reducir las emisiones que esta
genera, por lo que no representan una respuesta satisfactoria frente a la
amenaza del cambio climático. El sólo hecho de plantar árboles, no evita que se
sigan perdiendo los bosques naturales y de ninguna manera compensa su pérdida.
Impulsar
la reforestación y las plantaciones forestales comerciales como supuestas
soluciones al cambio climático puede llevarnos a sustituir los bosques
naturales por monocultivos de árboles. Además, esto únicamente retrasa y
reduce los recursos necesarios para tomar medidas efectivas para detener la
deforestación y sí mitigar el cambio climático.
Para
detener la deforestación y hacer frente al cambio climático, es necesario
modificar el enfoque de la política forestal en nuestro país, que debe trabajar
en sinergia con otras políticas de uso del suelo, con base en proyectos
regionales y locales para el manejo sustentable de los recursos naturales y el
desarrollo rural, resolviendo las necesidades sociales, económicas y
ambientales.
Amalia Ivonne Hernandez Hernandez
Maestro: Orestes Cabrales.
Materia: Ambiente y Sustentabilidad.
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