"DISMINUCIÓN DEL OZONO Y CONTAMINACIÓN DEL AIRE"
La capa de ozono es un cinturón
de gas ozono natural que se sitúa entre 15 y 30 kilómetros sobre la Tierra como
si fuera un escudo contra la dañina radiación ultravioleta B emitida por el
sol.
El ozono es una molécula altamente
reactiva que contiene tres átomos de oxígeno. Está constantemente en formación
y se rompe en la atmósfera superior, a 10 - 50 kilómetros sobre la Tierra, en
la zona llamada estratosfera.
En la actualidad, hay una
preocupación extendida de que la capa de ozono se esté deteriorando debido a la
liberación de la contaminación que contienen los productos químicos cloro y
bromo. Dicho deterioro permite que grandes cantidades de rayos B ultravioleta
alcancen la Tierra lo que puede provocar cáncer de piel y cataratas en humanos
y dañar a los animales.
Un exceso de radiación B
ultravioleta que llegue a la Tierra también inhibe el ciclo del fitoplancton,
organismos unicelulares como las algas que componen el último eslabón de la
cadena alimenticia. Los biólogos temen que estas reducciones del fitoplancton provoquen una menor población de
otros animales. Los investigadores también han documentado cambios en las tasas
reproductivas de peces jóvenes, gambas y cangrejos así como de ranas y
salamandras que se exponen a un exceso de ultravioleta B.
El agujero de la capa de ozono ha disminuido y en otoño del año pasado tuvo el tamaño mínimo de los últimos 10 años, informan las agencias espaciales. |
Los clorofluorocarbonos (CFC),
sustancias químicas que se encuentran principalmente en los aerosoles en spray
muy utilizados por las naciones industrializadas durante la mayor parte de los
últimos 50 años, son los principales culpables del deterioro de la capa de
ozono. Cuando los CFC alcanzan la parte superior de la atmósfera, se exponen a
los rayos ultravioleta lo que causa que se descompongan en sustancias que
incluyen cloro. El cloro hace reacción con los átomos de oxígeno en el ozono y
destroza la molécula de ozono. Un átomo de cloro puede destruir más de cien mil
moléculas de ozono según la Agencia para la Protección del Medio Ambiente de
EE.UU.
La capa de ozono sobre la
Antártida ha sufrido un impacto considerable desde mediados de los años 80. Las
bajas temperaturas de esta zona aceleran la conversión de los CFC en cloro. En
la primavera y el verano del sur, cuando brilla el sol durante largos periodos
del día, el cloro reacciona con los rayos ultravioleta destruyendo el ozono
masivamente, hasta el 65%. Esto es lo que algunas personas denominan
erróneamente “agujero de ozono”. En otras zonas, la capa de ozono se ha
deteriorado un 20%.
Aproximadamente el 90 % de los
CFC actualmente en la atmósfera fueron emitidos por países industrializados en
el Hemisferio Norte incluyendo los Estados Unidos y Europa. Estos países
prohibieron los CFC en 1996 y la cantidad de cloro en la atmósfera está
decreciendo. No obstante, los científicos calculan que se tardarán otros 50
años en devolver los niveles de cloro a su cifra natural.
La contaminación del aire es una
mezcla de partículas sólidas y gases en el aire. Las emisiones de los
automóviles, los compuestos químicos de las fábricas, el polvo, el polen y las
esporas de moho pueden estar suspendidas como partículas. El ozono, un gas, es
un componente fundamental de la contaminación del aire en las ciudades. Cuando
el ozono forma la contaminación del aire también se denomina smog.
Algunos contaminantes del aire
son tóxicos. Su inhalación puede aumentar las posibilidades de tener problemas
de salud. Las personas con enfermedades del corazón o de pulmón, los adultos de
más edad y los niños tienen mayor riesgo de tener problemas por la
contaminación del aire. La polución del aire no ocurre solamente en el
exterior: el aire en el interior de los edificios también puede estar
contaminado y afectar su salud.
¿Qué gases son los causantes del
efecto invernadero?
La niebla tóxica que flota por
encima de las ciudades es la forma de contaminación del
aire más común y
evidente. No obstante, existen diferentes tipos de contaminación, visibles e
invisibles, que contribuyen al calentamiento global. Por lo general, se
considera contaminación del aire a cualquier sustancia, introducida en la
atmósfera por las personas, que tenga un efecto perjudicial sobre los seres
vivos y el medio ambiente.
El dióxido de carbono, un gas de
efecto invernadero, es el contaminante que está causando en mayor medida el
calentamiento de la Tierra. Si bien todos los seres vivos emiten dióxido de
carbono al respirar, éste se considera por lo general contaminante cuando se
asocia con coches, aviones, centrales eléctricas y otras actividades humanas
que requieren el uso de combustibles fósiles como la gasolina y el gas natural.
Durante los últimos 150 años, estas actividades han enviado a la atmósfera una
cantidad de dióxido de carbono suficiente para aumentar los niveles de éste por
encima de donde habían estado durante cientos de miles de años.
Existen otros gases de efecto
invernadero, como el metano (que proviene de fuentes como ciénagas y gases
emitidos por el Ganado) y los clorofluorocarbonos (CFCs), que se utilizaban
para refrigerantes y propelentes de los aerosoles hasta que se prohibieron por
su efecto perjudicial sobre la capa de ozono de la Tierra.
Otros contaminantes relacionados
con el cambio climático son el dióxido de azufre, uno de los componentes de la
niebla tóxica. Una de las características principales del dióxido de azufre y
de otros productos químicos íntimamente relacionados es que son los causantes
de la lluvia ácida. Sin embargo, también reflejan la luz cuando son liberados
en la atmósfera, lo que mantiene la luz solar fuera y hace que la Tierra se
enfríe. Las erupciones volcánicas pueden arrojar cantidades enormes de dióxido
de azufre a la atmósfera, lo que en ocasiones provoca un enfriamiento que dura
varios años. De hecho, antes los volcanes eran la fuente principal de dióxido
de azufre; hoy en día, han sido sustituidos por los seres humanos.
Los países industrializados han
tomado medidas para reducir los niveles de dióxido de azufre, niebla tóxica y
humo para mejorar la salud de sus habitantes. Sin embargo, uno de los
resultados, no previsto hasta hace poco, es que unos niveles de dióxido de
azufre más bajos podrían, de hecho, empeorar el calentamiento global. Del mismo
modo que el dióxido de azufre de los volcanes puede enfriar el planeta al
bloquear el paso de la luz del sol, la reducción de la cantidad de este
compuesto presente en la atmósfera hace que pase más luz solar, lo que calienta
la Tierra. Este efecto se magnifica cuando cantidades altas en la atmósfera de
otros gases invernadero hacen que se retenga el calor adicional.
EQUIPO.
Claudia Alvarado Moreno.
Osmar Flores Escalante.
Rodolfo Leal Moreno.
Edgar Liñán Leyva.
Arturo Lugo Valdez.
Valentina Sánchez González.
Arely Yáñez Morales.
UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE NUEVO LEÓN.
Facultad de Filosofía y Letras.
Lic. Orestes Cabrales Lara.
Ambiente y Sustentabilidad.
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