viernes, 16 de mayo de 2014

Legislación ambiental
La legislación ambiental o derecho ambiental es un complejo conjunto de tratados, convenios, estatutos, reglamentos, y el derecho común que, de manera muy amplia, funcionan para regular la interacción de la humanidad y el resto de los componentes biofísicos o el medio ambiente natural, hacia el fin de reducir los impactos de la actividad humana, tanto en el medio natural y en la humanidad misma.
Las leyes que tratan con la contaminación son a menudo medios de comunicación limitada, es decir, pertenecen sólo a un solo medio ambiental. Las leyes sobre conservación de los recursos y la gestión se centran generalmente en un solo recurso, por ejemplo, los recursos naturales, y proporcionan directrices y limitaciones sobre la conservación, alteración y uso de esos recursos.
Los problemas surgen con motivo de las actividades humanas, que se caracterizan, las más de las veces, por decisiones intelectivas que se ubican al margen del orden natural, siendo éste un atributo de los ecosistemas que es posible alterar. Es necesario orientar las conductas individuales y sociales para evitar, en lo posible, las perturbaciones al medio ambiente que van en contra de la lógica ecológica-natural. La protección del ambiente ha sido precisada como el conjunto de medidas de toda índole para la preservación de los bienes ambientales, o en su caso, el restablecimiento del orden ecológico violado a consecuencia de una agresión al mismo.
Distintas leyes del medio ambiente han sido creadas y postuladas con la visión de mejorar la situación, o definitivamente de rescatarla. Sin embargo, un aspecto importante de la legislación es la participación, y si bien funcionarios y gobernantes representan a los proyectos, las personas que se encuentran participando en una misma sociedad, son la base para que todo tipo de ley funcione correctamente.
Las actividades humanas con toda la destrucción que han causado, son la mejor referencia para que éste tipo de tratados se lleven a cabo. Ignorar o permanecer indiferentes ante tales propuestas, mantendrán al margen a la ciudadanía, y eventualmente los alejará del beneficio común para el que estos postulados fueron creados.
Nuestro país, particularmente, es víctima de la gran contaminación y alejamiento de conciencia comunitaria de la que todos los mexicanos somos parte. Actividades sin gran relevancia como el tirar algún papel en la calle, o ignorar el daño que causan las bolsas de plástico, nos han llevado hasta la situación extrema en la que nos encontramos.
Recientemente, se ha revelado que nuestra entidad es considerada como la segunda más contaminada, después del Distrito Federal, y eso, realmente debería sonar como algún tipo de alerta que nos despierte de la indiferencia ecológica que tenemos muy bien arraigada.
Un poco de iniciativa, y hábitos ecológicos por parte de cada individuo, son la verdadera diferencia entre el paso que se necesita para que las leyes que han sido propuestas pensando en el beneficio de lo único que tenemos como nuestro, funcione, y que cada uno de los daños que el ser humano ha venido arrastrando, pueda repararse, o al menos disminuir en una manera considerable.

El hombre es la diferencia, y las leyes que cada cierto tiempo surgen en los congresos gubernamentales, es pensando desde el hombre para el hombre.



Equipo:
Daniel Antonio Vega Valtier
Sylvia Zapata Moreno
Karen Vanessa Muñoz Blanco
 Irma Edith Serna Moreno
Andrea Carolina Dávila
Fidencio Gpe Encinas Loera
 Oscar Garza García


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