Legislación ambiental
La
legislación ambiental o derecho ambiental es un complejo conjunto de tratados,
convenios, estatutos, reglamentos, y el derecho común que, de manera muy
amplia, funcionan para regular la interacción de la humanidad y el resto de los
componentes biofísicos o el medio ambiente natural, hacia el fin de reducir los
impactos de la actividad humana, tanto en el medio natural y en la humanidad
misma.
Las
leyes que tratan con la contaminación son a menudo medios de comunicación
limitada, es decir, pertenecen sólo a un solo medio ambiental. Las leyes sobre
conservación de los recursos y la gestión se centran generalmente en un solo
recurso, por ejemplo, los recursos naturales, y proporcionan directrices y
limitaciones sobre la conservación, alteración y uso de esos recursos.
Los
problemas surgen con motivo de las actividades humanas, que se caracterizan,
las más de las veces, por decisiones intelectivas que se ubican al margen del
orden natural, siendo éste un atributo de los ecosistemas que es posible
alterar. Es necesario orientar las conductas individuales y sociales para
evitar, en lo posible, las perturbaciones al medio ambiente que van en contra
de la lógica ecológica-natural. La protección del ambiente
ha sido precisada como el conjunto de medidas de toda índole para la
preservación de los bienes ambientales, o en su caso, el restablecimiento del
orden ecológico violado a consecuencia de una agresión al mismo.
Distintas
leyes del medio ambiente han sido creadas y postuladas con la visión de mejorar
la situación, o definitivamente de rescatarla. Sin embargo, un aspecto
importante de la legislación es la participación, y si bien funcionarios y
gobernantes representan a los proyectos, las personas que se encuentran
participando en una misma sociedad, son la base para que todo tipo de ley
funcione correctamente.
Las
actividades humanas con toda la destrucción que han causado, son la mejor
referencia para que éste tipo de tratados se lleven a cabo. Ignorar o
permanecer indiferentes ante tales propuestas, mantendrán al margen a la
ciudadanía, y eventualmente los alejará del beneficio común para el que estos
postulados fueron creados.
Nuestro
país, particularmente, es víctima de la gran contaminación y alejamiento de
conciencia comunitaria de la que todos los mexicanos somos parte. Actividades
sin gran relevancia como el tirar algún papel en la calle, o ignorar el daño
que causan las bolsas de plástico, nos han llevado hasta la situación extrema
en la que nos encontramos.
Recientemente,
se ha revelado que nuestra entidad es considerada como la segunda más
contaminada, después del Distrito Federal, y eso, realmente debería sonar como
algún tipo de alerta que nos despierte de la indiferencia ecológica que tenemos
muy bien arraigada.
Un
poco de iniciativa, y hábitos ecológicos por parte de cada individuo, son la
verdadera diferencia entre el paso que se necesita para que las leyes que han
sido propuestas pensando en el beneficio de lo único que tenemos como nuestro,
funcione, y que cada uno de los daños que el ser humano ha venido arrastrando,
pueda repararse, o al menos disminuir en una manera considerable.
El
hombre es la diferencia, y las leyes que cada cierto tiempo surgen en los
congresos gubernamentales, es pensando desde el hombre para el hombre.
Equipo:
Daniel Antonio Vega Valtier
Sylvia Zapata Moreno
Karen Vanessa Muñoz Blanco
Irma
Edith Serna Moreno
Andrea Carolina Dávila
Fidencio Gpe Encinas Loera
Oscar Garza García
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